Me enredaron. Tuve un nudo en la panza y en el pecho.
Me mojaron. Caminé en el agua y pisé un charco.
Me cantaron. Sonó la belleza y lo burdo.
Me regalaron. Llegué con una flor y una promesa.
Me quitaron. Perdí esperanzas y confianzas.
Me comieron. Masticaron algo y un poco más.
Me sonrieron. Largué una carcajada y reí.
Me tocaron. Sentí un cuerpo y un alma, almacuerpo.
Me hablaron. Escuché mucho y sigo sin entender.
Me buscaron. Subí a un mundo y no regresé.
Me mintieron. Creí sin creer y continúe.
Me olvidaron. Fui añorada y recordada.
Me vendieron. Compré un anillo real y uno imaginario.
Me enojaron. Pidieron respuestas y nunca las tuve.
Me usaron. Fui objeto y no sujeta.
Me lloraron. Tragué otras y mis lágrimas.
Me besaron. Labios en la noche y la mañana.
Me ignoraron. Probé del silencio y del vacío.
Me robaron. No tengo cintura y razón.
Me inventaron. Construí un universo y no lo encuentro.
Me perdieron. Corrí lejos y borré huellas.
Me cuestionaron. Traje preguntas y no pregunté.
Me culparon. Pagué condena y ahogué penas.
Me huyeron. Quedé sola y sin mapa.
Me quisieron. Por más de un minuto y por menos de una vida.
Me soñaron. Fui símbolo y metáfora.
Me mataron. Viví y morí y viví.
Nanunga.