martes, 4 de mayo de 2010

pena de otoño...

Este otoño llegó como tantos otros, con su brisa, sus hojas secas, los rodeos de papeles en la vereda, el deseo de un despertador que no despierte.
Cuesta pero no tanto, volver al acolchado más grueso, al té de la medianoche, a la manga larga que se remanga.
Este otoño en particular huele a nostalgia, a saudade, al abrazo no dado, a los no dichos, a malentendidos.
No se enseña ni se aprende a cambiar, a convivir con la muerte, con los muertos, con lo que intenta renacer cada día pero por la noche vuelve a morir sin piedad.
Desconocida para el otoño es ésta parte de mí, que se anda acostumbrando a dormir entre lágrimas, sin interpretar silencios y sin poder encontrar la piedra que lastima cada vez que quiere caminar.
Es una pena, andar éstos días así, es una pena. Más cuando aún queda tanto otoño por llegar…


Betenane