viernes, 4 de octubre de 2013

de dos...

Llegaba, piel fuera de la piel. Y la miraba como si en ella estuviera su eternidad.
Estaba dispuesta a cambiar para no cambiarla. Asumir sus imperfecciones de mujer.
A pensar menos en números y dejar nacer más palabras. Aceptar el desconcierto.
Vivir  las noches en vigilia. Descifrar movimientos.
A conocer esos  instantes en que la piel se funde con la piel hasta casi doler. 
Cambiar su impaciencia por arrullos. Cantar lo que un día supo escuchar.
Aprender a crecer. Creer que también se puede renacer.

Nane