viernes, 18 de abril de 2008

Hoja en blanco

Desde hace ya unas cuantas noches me acomodo delante a esta hoja en blanco con el deseo de transformarla. Quiero regalarle la vida, las ganas, las imágenes que rellenan mis manos, mis horas, mi cuerpo, y cuando empiezo a escribir nada la convence, nada la atrae y no me deja concluir.
Todo lo que he pensado, imaginado, soñado, odiado, es por ella rechazado.
Entonces intento un rato pero ante el silencio aturdidor de mi cabeza y la rebeldía de este espacio que pelea por permanecer vacío, decido dejar para otra ocasión y me acuesto con la sensación de que nuevamente perdí la batalla. La semana va pasando y las palabras se resisten insistentemente a quedar registradas.
Por lo tanto hoy resolví escribir sobre este murmullo que no dice nada, o que no diciendo nada quiere decir algo. Decidí utilizar otra estrategia con esta hoja para ver si la puedo vencer por lo menos esta madrugada.
En este momento quería estar escribiendo sobre la desigualdad que veo y siento, quería estar hablando nuevamente de amor, quería estar dedicándole unas líneas a la sonrisa que me causó el viaje en ómnibus, quería estar garabateando sobre vos y yo y nosotros. Pero otra vez no puedo, quizá este pequeño espacio se aburrió de mis monólogos, de mis repetidos temas, de mí.
Y siempre llego a este punto y me quedo sin palabras, como hoy, sin más nada que decir. Justamente yo que hablo hasta cuando duermo, frente a esta hoja en blanco me quedo en blanco . Como la vez que quedé sin palabras frente a la clase, a tu presencia, frente a una discusión, a una crítica, frente a la tele.
Por eso y antes que se de cuenta me voy. Parece que hoy pude ganarle, o simplemente lo que me estaba pidiendo desde hace mucho es que hablara de ella.

Bete...

No hay comentarios: