jueves, 4 de junio de 2009

Un jardín para ella.

¿Qué puedo hacer por vos?

¿Cómo hago para que un rayo de luz entre por tu ventana? ¿Y si está cerrada?


Hoy conocí una casa de ventanas cerradas, puertas trancadas y un jardín seco.

Me contaron que adentro hubo vida, vida demasiado encarnada, circular, rara y apegada.

Vidas que se fusionaron en una misma historia, con perros y gatos, entre libros y silencios.

Lo que resta de ella son unas manos lisas, absorbidas por un colchón. Pelos largos y grises, miradas iguales de temor.

Hoy visité a una mujer de libros disparatados, donde la locura y la trasgresión habitaron sin hacer ruido en la calle.

Un cuerpo ausente de límites, arañado por la indecisión, colapsado por el abandono. Con un abrazo que no termina y un reloj que no marca la hora.

Todo tan extraño y real, arrugado y roto.


¿Cuáles son las marcas del abandono? ¿Cuándo me abandono? ¿Es mi abandono el que lleva a que me abandones? ¿Cuándo tú abandono me abandonó?


Las huellas de la tristeza no se borran, van haciendo un huequito sobre las paredes hasta logran entrar al centro mismo de una casa. Construyen una nueva existencia sobre los muebles de lo habitado.

Mutante inmutable, ausencia de presencia.

Existir sin lo externo, un afuera inexistente.

Hoy intento armar este rompecabezas, piezas sin lógica debajo de una sábana.

Y no quiero abrir tu casa, esto es sólo un intento de encontrar una estrategia para poder entrar en ella.

Por momentos pienso, que tal vez nada más queda que meterme por los huequitos abiertos de nuestras mismas tristezas.


bEtErRaBa


2 comentarios:

Beterraba y Remolacha dijo...

pues si...cuando se habita la tristeza y se es habitado por ella...qué difícil salir o dejar que alguien entre...
¿en qué momento nos damos por vencidos y dejamos que algún rayito de sol perfore nuestra pared?
¿qué puede hacer que un día queramos despegar los párpados?

remolacha

Anónimo dijo...

Que lindo lo que le escribiste a ya sabemos quien, que se encuentra en ya sabemos donde...Besos