martes, 13 de septiembre de 2011

laberinto




Estaba trancada en la despensa. 
Estaba trancada ahí desde hace unos días, unos cuantos, 
hasta que vino alguien y abrió la puerta.
Cómo le busco por todas partes.
Me agacho en cualquier alcantarilla y no le veo.
Desde que se abrió la puerta siento más frío y no puedo abrigarme.
Adentro se me quedó la llave del ropero.
Y ahora no puedo entrar porque cada vez que se abre
cambia de forma la cerradura.
Lo que pasa es que hace unos días descubrí
que la única forma de no quedarme afuera
es no volver a salir.
Quién tuvo la brillante idea de abrir la puerta
y esfumarse.
Pero quién carajo tenía otra llave 
si cuando entré estaba sola.


remolacha

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