los peces se fueron de casa. Nadaban acá desde chiquitos,
pero se fueron de casa.
Los vimos crecer, cómo se les ponían las escamas. Les enseñamos a mover la cola y a usar la aleta izquierda igual o mejor que la derecha.
Pero se hicieron grandes y fueron a la escuela. Todos queríamos que aprendieran a leer y escribir. No creímos que algún día se irían.
En casa la cocina era un estanque. Todos usábamos trajes de baño para estar ahí; era la zona familiar y pasamos muchos lindos momentos de remojo.
Ahora comemos sobre la mesa y ya nada es lo mismo.
Sin los peces esto se parece a un desierto: las algas se secaron, y con las caras resecas ya no podemos casi articular ningún movimiento.
Qué difícil es volver a caminar…
Los peces se fueron de casa y yo lo único que quisiera es que hagamos burbujitas todos juntos, algún día, de nuevo…
Remo...
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